La presión de la caldera es uno de los factores más importantes en cuanto a su funcionamiento. Si no se mantiene a niveles óptimos, nuestro confort sufrirá las consecuencias, pero también puede ser una señal de que hay una avería grave y, por tanto, necesitaremos invertir tiempo (y probablemente dinero) para su reparación.

¿Qué es la presión en una caldera?

A la hora de identificar qué es la presión en una caldera, debemos distinguir dos valores que se parecen en cuanto a nombre, pero no significan lo mismo:

  • Presión de caldera: presión que tiene el agua caliente que circula por su sistema de calefacción sellado.
  • Presión de agua: presión con la que el agua sale a través de un grifo abierto de la casa.

Si la presión del agua es alta o baja depende de muchas cosas, a veces incluso no tiene nada que ver con la caldera.

Por tanto, debemos fijarnos en la presión de una caldera. Al mismo tiempo, su valor puede ser tanto demasiado alto como demasiado bajo, con consecuencias distintas en cada caso:

  • Presión de caldera demasiado alta: el sistema se sobrecarga, lo que puede generar fallos y averías.
  • Presión de caldera demasiado baja: el sistema se corta y la calefacción no funciona.

¿A qué presión trabaja una caldera?

La presión óptima de una caldera es un valor estándar, aunque se encuentra en un rango de opciones bastante limitado.

Es suficiente con que se ubique entre 1 y 1.5 bar, para que se considere una óptima presión, con la que el sistema ni se sobrecargará ni dejará de funcionar.

¿Causas de la bajada de presión?

La presión de la caldera es uno de los principales focos de atención en una revisión periódica profesional, porque garantizar que funcione bien reduce de forma considerable la posibilidad de que haya una avería.

El problema es que en la mayoría de situaciones, las causas de una bajada de presión de la caldera están relacionadas con componentes del sistema que, por tanto, requieren ser reparados y/o sustituidos por piezas nuevas. Es decir, que hace falta que nos ayuden profesionales con experiencia.

Las causas más habituales por las que la presión de una caldera puede bajar son las siguientes:

Fugas en el sistema

La pérdida de presión en una caldera puede motivarse a fugas en el sistema. La mejor prevención es un mantenimiento periódico, pero si ya se ha producido el problema, hay que detectar la ubicación y aplicar el sellado o la sustitución correspondiente.

Avería con la llave de vaciado o el circuito de calefacción

El sistema del circuito o la misma llave de vaciado pueden desgastarse con el paso del tiempo. Una señal bastante clara de ello es cuando empieza a sufrir pérdidas de agua.

Fallo electrónico

Las calderas, sobre todo los modelos más avanzados, se basan en tecnología electrónica para su funcionamiento. El fallo en cualquiera de sus componentes puede afectar también a los niveles de presión.

Avería en la válvula de presión

El mantenimiento de la presión óptima en una caldera depende de la válvula de presión (con la que también podemos ajustar su nivel). Si falla, inevitablemente la presión irá cayendo.

Mantenimiento deficiente de los radiadores

La presión en el sistema de la caldera depende también del purgado de radiadores, una práctica imprescindible en tu mantenimiento de estos elementos. Es muy sencillo y debes hacerlo tan solo una vez o dos al año. Los sistemas más modernos cuentan con esta función automática para mayor comodidad.

¿Cómo aumentar la presión de una caldera?

Salvo un fallo electrónico o la avería en alguno de sus componentes, podemos aumentar manualmente la presión de una caldera siempre que sea necesario.

Antes de ponernos manos a la obra, te sugerimos primero comprobar si se ha purgado correctamente los radiadores, pues como hemos indicado anteriormente también puede ser una causa por la que falla el sistema

Si no es el caso, lo que vamos a hacer es utilizar el enlace de llenado del circuito de la caldera.

Ahora bien, como ya sabrás, en el mercado hay infinidad de calderas disponibles, cada una con un sistema de funcionamiento diferente. Sin embargo, entre todas ellas abarcan solo 3 tipos de enlace de llenado, según la antigüedad del modelo y las preferencias del fabricante:

  • Enlace de llenado externo: hay que activar el circuito de llenado, que en estos modelos está ubicado fuera de la unidad, casi siempre en la zona inferior o de un lado.
  • Enlace de llenado con llave: ubicado en la zona interna y casi siempre en la parte inferior, debe accionarse con una llave externa que se ofrece con la caldera.
  • Enlace de llenado sin llave: mantiene la misma disposición que el anterior sistema, pero en este caso cuenta con una palanca integrada.

¿Qué hacer para mantener la presión de mi caldera?

Como usuarios particulares de una caldera, nuestras posibilidades para mantener a un nivel óptimo su presión se limitan a 3 acciones, todas ellas recomendables:

  • Purgar los radiadores: es importante hacerlo, al menos, antes de la temporada de invierno para garantizar su funcionamiento adecuado.
  • Modificar la presión: como hemos visto, es posible hacerlo manualmente en cada caldera cuando sea necesario. Es normal que la presión baje gradualmente, pero si tienes que aumentarla a mano más de 2 veces al año puede que tenga alguna avería.
  • Contratar un mantenimiento periódico: es muy recomendable, porque con este servicio se detectan a tiempo averías o desgastes de piezas y, con un mínimo coste, podemos evitar gastos mucho más elevados que los que tendremos que afrontar si la caldera termina por romperse en varios de sus componentes.

Igual de recomendable es también el seguro de hogar de MASMOVIL, que tiene entre sus coberturas el servicio “Manitas” para la reparación de electrodomésticos entre otras muchas funciones.